Nací hace años, (a veces muchos y a veces pocos)
en una isla a la que todavía huelo.
Desde siempre llevé en la cabeza un universo, y siendo egoísta y terca como soy, me empeñaba en obligar a todo el mundo a verlo; pero la tarea me resultaba difícil, ya que al mirar dentro de mis orejas, no veían nada más que oscuridad (si tenían suerte).
Para solucionar el problema, intenté muchas cosas: gritar, saltar, llorar, declamar "Guantanamera" a la hora del almuerzo, tratar de tocar el piano, y la más desastroza de todas, cantar. Finalmente llegué a la conclusión de que estaba sobreactuando, y que tal vez, mis energías funcionarían mejor si las concentraba en algo más concentrado... algo más básico, más serio... a lo mejor algo en donde sólo tuviera que presionar un botón...
¡EUREKA! dije, cuando ví una cámara.
¡DOBLE EUREKA! dije, cuando ví un ordenador.
"Ahora sólo tengo que aprender a dibujar"- pensé-
"A dibujar con luz" -dijo una de las 7 voces que llevo en la cabeza-
Vamos a fabricar belleza.